Una reforma de vivienda va mucho más allá de realizar una nueva distribución, adaptar la instalación eléctrica a la nueva normativa o elegir los materiales y acabados. A la hora de ejecutar este trabajo hay que valorar dónde vamos a vivir durante la obra. Nos vamos a un hotel, alquilamos un piso, vamos a casa de un familiar, etc. Podemos elegir entre varias opciones, pero ¿qué sucede si no podemos trasladarnos? ¿podemos vivir en casa mientras la reformamos?

Lo habitual suele ser abandonar nuestro domicilio durante el periodo que dure la rehabilitación. La relación entre profesionales y convivientes puede ser dura si no se planifica bien la obra, ya que cualquier labor genera suciedad, ruido, nos estorbamos mutuamente o no podemos utilizar alguna estancia. Además, también difiere bastante si la personas es soltera, vive con su pareja o si tiene hijos. Cuantas más personas vivan en el domicilio, los conflictos pueden ser mayores, pudiendo alargar la reforma de la vivienda.

Por eso, lo más aconsejable es buscar una solución y si finalmente no podemos, habrá que tener en cuenta ciertos aspectos para llevar esta convivencia de la mejor manera posible.

¿Qué tener en cuenta si vivimos en nuestro hogar durante la reforma?

Ya hemos dicho en más de una ocasión que la planificación es lo más importante a la hora de realizar una rehabilitación de vivienda, pues imagínate si vivimos con electricistas, albañiles, carpinteros u otros trabajadores. En este momento sería indispensable diseñar un plan lo más preciso posible: duración de cada trabajo, posibles retrasos… de esta forma desde un primer momento sabemos a lo que nos atenemos y nos adaptaremos mejor.

Tras este punto, tenemos que analizar cómo cubriremos nuestras necesidades básicas. Debemos tener siempre un baño disponible y una habitación que funcione de dormitorio, salón y/o almacén. Si vamos a reformar la cocina, la opción de comer todos los días en restaurante resultará costosa, por lo que deberemos estudiar bien esta situación.

Otro aspecto a examinar es cuándo hacemos la reforma. Lo más indicado, es efectuarla cuando comienza el calor, en los meses de primavera y verano. Los días son más largos y podemos estar más tiempo fuera de casa. De este modo, coincidiremos lo menos posible con los profesionales y ellos podrán trabajar cómodamente. Además, si nos pilla en periodo vacaciones, se puede aprovechar para a irnos durante una semana o 15 días y así será menor el tiempo que convivamos con la obra.

Una vez comenzada la reforma de vivienda, lo más indicado es pactar con los trabajadores una jornada de trabajo. Que empiecen y terminen a una hora determinada facilitará su trabajo y nuestra convivencia, además de poder tener nuestra pequeña intimidad.

Y por último, paciencia y más paciencia. Nuestra experiencia, como empresa de reformas, nos dice que vivir en una vivienda mientras se rehabilita no es nada cómodo. Es posible y lo hemos hecho en varias ocasiones, pero generalmente causa demoras y retrasos que hacen incrementar el presupuesto destinado a ello.

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